Cajamarca está dejando atrás la improvisación y apostando por una gestión profesional de sus proyectos inmobiliarios. ¿El resultado? Inversionistas privados que antes miraban a Lima o Arequipa, ahora tienen los ojos puestos en el norte.
Gracias a la implementación de metodologías de gestión más deterministas —como la planificación basada en cronogramas realistas, estudios técnicos completos y control de riesgos desde el diseño—, proyectos de vivienda, comercio y urbanismo en la región están generando confianza, rentabilidad y resultados tangibles.
Un ejemplo claro es el reciente impulso del Parque Industrial de Cajamarca, que ha pasado de ser una promesa dormida a una propuesta viable con respaldo técnico. Además, desarrollos de vivienda tipo «condominio cerrado», con enfoque sostenible y planes de ejecución por fases, están generando alta demanda entre inversionistas y familias jóvenes.
“El capital no busca solo oportunidades, busca certeza. Y hoy Cajamarca está ofreciendo ambas cosas”, comenta Karina Guevara, gestora de inversiones inmobiliarias.
En pocas palabras: Cajamarca se está construyendo sobre terreno firme. Y quienes lo entiendan primero, ganarán la delantera en uno de los mercados emergentes más prometedores del país.