Durante la última década, el mercado inmobiliario peruano ha mostrado una clara descentralización. La saturación de Lima, junto con el aumento del costo del suelo y la búsqueda de calidad de vida, ha impulsado el interés por invertir en provincias emergentes.
1. Crecimiento económico y expansión urbana
Regiones como Arequipa y Piura mantienen tasas de crecimiento económico por encima del promedio nacional. El aumento de la infraestructura, carreteras, universidades y centros comerciales, ha incrementado la demanda de vivienda, oficinas y locales comerciales.
2. Rentabilidad superior y menor riesgo de saturación
Mientras en Lima la rentabilidad del alquiler ronda el 4–5% anual, en provincias emergentes puede llegar hasta 7–9%, especialmente en zonas en expansión urbana. Además, el menor precio del terreno permite proyectos más flexibles y con retornos más rápidos.
3. Nuevos polos de desarrollo
- Trujillo: crecimiento industrial y expansión del sector servicios.
 - Cajamarca: punto logístico clave del norte.
 - Cusco: turismo internacional y boom de hospedajes.
 - Huancayo: eje comercial del centro del país.
 
4. Auge de los proyectos sostenibles y de segunda vivienda
El interés por viviendas ecológicas y proyectos de descanso en provincias costeras o rurales ha crecido tras la pandemia. Zonas como Máncora, Lunahuaná o Cajamarca atraen tanto a inversionistas nacionales como extranjeros.
5. Mirada al futuro
Las proyecciones apuntan a que la inversión inmobiliaria fuera de Lima aumentará un 30% para 2026, con fuerte presencia de capital local y fondos de inversión.