1. No leer el contrato completo. Muchas personas se enfocan solo en el precio y la duración del alquiler, y pasan por alto cláusulas importantes. Es fundamental revisar todo el contrato, incluyendo condiciones de rescisión, subarriendo, penalizaciones y aumentos.

2. No revisar el estado del inmueble antes de firmar. Una inspección detallada puede evitarte problemas. Revisa paredes, grifos, enchufes, electrodomésticos y mobiliario. Lo ideal es hacer un inventario firmado con fotos como respaldo.

3. No aclarar las responsabilidades de mantenimiento y reparaciones. Es común que haya confusión sobre quién debe pagar qué tipo de arreglo. El contrato debe indicar claramente qué corresponde al propietario y qué al inquilino.

4. No pedir una copia firmada del contrato. Parece básico, pero muchas personas se quedan sin una copia del contrato. Esto puede complicar cualquier reclamación. Asegúrate de conservar una versión firmada, ya sea física o digital.

5. Asumir que todo lo hablado verbalmente es válido. Si acordaste algo con el propietario, asegúrate de que esté por escrito. Los acuerdos verbales no tienen valor legal si no se reflejan en el contrato.

6. No preguntar por los gastos adicionales. Hay contratos que no incluyen agua, electricidad, mantenimiento o internet. Pregunta todo antes de firmar y exige que quede especificado por escrito.

7. No verificar si el propietario tiene derecho legal a alquilar. Asegúrate de que la persona con la que firmas sea realmente el dueño o esté autorizado legalmente a alquilar el inmueble.

8. No fijar claramente la duración del contrato y su renovación. Algunos contratos tienen renovación automática o condiciones especiales. Revisa bien los plazos, las condiciones de salida y los preavisos requeridos.

Evitar estos errores te ahorrará muchos dolores de cabeza. Alquilar con responsabilidad empieza con un contrato claro, completo y revisado. No firmes nada sin leer, preguntar y comprobar cada detalle.